La degradación de la vida española es notoria desde hace muchos años. Una buena muestra es el artículo de Julián Marías, el año 1993, sobre los ultimos años de la primera época socialista, desde 1982.
Seguidamente muestro el artículo: "Mando y gestión" escrito en el periódico ABC el mes de marzo de 1993:
Mando y gestión
PARECE muy probable que en este año el poder pase en España a otras manos. El deseo de que sea así es muy fuerte en una gran parte de la población. Falta saber si se convertirá en voluntad en el momento preciso y si podrá superar la inercia de otra fracción considerable de la sociedad, Pero, aparte de lo que suceda me preocupa que este cambio, si se produce, pudiera no ser adecuado y fecundo. Me parece oportuno anticipar algunas reflexiones sobre las condiciones necesarias para que el porvenir no vuelva a comprometerse y malgastarse.
El mayor error cometido en los últimos diez años - y no en los inmediatamente anteriores, desde 1976 – ha sido confundir el derecho a mandar, conseguido legítimamente mediante unas elecciones válidas, con el inexistente de que un partido asuma la gestión íntegra de un país.
Los miembros de un partido, y por supuesto en España, son una mínima fracción de la población; todos juntos representan una reducida minoría; algo semejante, no se olvide, ocurre con las organizaciones sindicales, que se atribuyen una representación mayoritaria que no les pertenece.
No se puede suponer que los afiliados a un partido- a ninguno - sean personas especialmente cualificadas; es inverosímil que posean las múltiples competencias necesarias para realizar las complejas funciones que necesita una nación para seguir adelante con decoro y eficacia. Por consiguiente, que toda la gestión se ponga en manos de los afiliados al partido que legítimamente puede gobernar es una literal usurpación de funciones y, más aún, una inversión de la democracia, ya que la inmensa mayoría del país queda excluida de su intervención en los asuntos nacionales.